¿Te imaginas un deporte que no solo te haga más fuerte, sino que también te deje con la paz interior de un monje tibetano?
¡Bienvenidos al mundo del yoga! Esa antigua práctica que nuestros antepasados descubrieron mientras intentaban tocarse los dedos de los pies sin romperse.
Ahora bien, ¿por qué el yoga está ganando popularidad entre aquellos de nosotros que ya hemos visto más cumpleaños de los que nos gustaría contar? La respuesta es simple: el yoga es como el vino, mejora con la edad.
O al menos nos hace sentir que mejoramos, y eso ya es bastante. La magia del yoga radica en su capacidad para fortalecernos sin hacernos sentir que hemos sobrevivido a un maratón de un día entero.
El yoga no requiere un gimnasio. Todo lo que necesitas es un mat, un poco de espacio, y tal vez un gato que observe tus movimientos con una mezcla de desaprobación y curiosidad.
Pero si eres nuevo en esto de los "asanas" (esas posturas que te harán sentir como un contorsionista), recomiendo empezar con clases presenciales.
No solo para evitar hacer posturas que parezcan más de un espectáculo de circo que de yoga, sino también para disfrutar de la energía de un grupo que se esfuerza por no caer de cara al suelo.
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La ciencia está de nuestro lado. Un estudio de Harvard sugiere que practicar yoga regularmente podría mejorar la velocidad con la que caminamos y la fuerza en nuestras piernas. Eso significa que podrías llegar a la tienda de comestibles un poco más rápido, lo cual es esencial cuando hay una venta de galletas.
Y no se trata solo de músculos. El yoga también cuida de nuestra salud mental.
Los estudios han señalado que puede mejorar nuestras funciones cognitivas. Así que, si alguna vez olvidaste dónde dejaste las llaves por décima vez en un día, el yoga podría ser tu respuesta.
Pero, ¿y el equilibrio? Ah, el equilibrio. Ese pequeño detalle que parece escurrirse más y más con cada cumpleaños.
El yoga ayuda a mejorar nuestra estabilidad, lo cual es una gran noticia para aquellos que sienten que caminar en línea recta es una hazaña digna de una medalla.
Si aún no estás convencido de que el yoga es el camino a seguir, te lanzo una pregunta: ¿quieres un cuerpo que se sienta joven sin el drama de deportes de alto impacto?
Si la respuesta es sí, entonces saca ese mat del armario, ponte ropa cómoda y dale al yoga una oportunidad. Al menos, tu cuerpo te lo agradecerá, y quién sabe, tal vez hasta descubras que tienes un talento oculto para convertirte en un gurú de la paz interior. ¡Namasté!
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