Vi un ser que despedía una luminiscencia verdosa muy tenue

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Hace

15 años, el 1 de Noviembre de 1997, mi mujer y yo fuimos a pasar el fin de semana en una pequeña casa en plena Sierra de Mariola.

Teníamos dos perras coker spaniel. Cuando terminamos de cenar, recogimos la mesa, y mi mujer se ofreció a fregar los platos. Entonces pensé, que mientras ella terminaba, yo podía aprovechar para dar un pequeño paseo con las perras para que hicieran sus necesidades.

Les puse sus correas, y salimos a pasear. Nada más salir de la casa, a la izquierda, discurre un sendero en el que en unos pocos metros te encuentras en plena Sierra de Mariola. Recuerdo que era una noche muy oscura, pero como no habían nubes, la luz de las estrellas ayudaba un poco (tampoco tenía pensado que el paseo fuera muy largo)

No habíamos caminado mas de 150 metros, cuando de repente las perras se pararon en seco, y empezaron a gruñir. Yo no le dí importancia, y pensé que habían visto u olfateado a algún animal, así que les estiré de sus correas para que caminasen, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que no conseguía moverlas del sitio.

Entonces me dí cuenta de que estaban mirando las dos fijamente al mismo sitio, enseñando los dientes y con el lomo erizado. Jamás, repito jamás, habían sacado ese carácter.

En ese momento percibí que los sonidos propios de la noche, insectos, aves nocturnas, viento, etc, habían cesado. Estaba todo en absoluto silencio, y solo escuchaba a mis animales gruñir. Claro, me dí cuenta de que algo pasaba.

Me fijé de que las perras estaban mirando hacia un árbol que no estaba a más de 10 metros de mí, así que me quedé mirando fijamente hacia aquel punto, muy concentrado, para intentar descubrir que es lo que había allí. Pasaría aproximadamente un minuto, que para mí fue una eternidad, y de repente escuché el chasquido de una rama, y al instante, cruzó delante de mi una silueta vertical, muy alta, un ser que parecía un monje encapuchado que despedía una luminiscencia verdosa muy tenue, y que flotaba a unos 50cm. del suelo sobre una especie de pequeña tabla flotante.

Por si fuera poco, cruzó el camino delante de mi de derecha a izquierda, sin hacer el más mínimo ruido, solo el crepitar de la rama. Lo curioso es que no se escuchara nada más, porque a la izquierda del camino solo hay arbustos, piedras y matorrales, y ese ser pasó por allí en silencio absoluto.

En ese mismo instante, las perras se calmaron, así de repente, y poco a poco fueron apareciendo de nuevo los sonidos de la noche. Yo sabía que todo había pasado, pero estaba aterrorizado, impactado, y retrocedí unos metros de espaldas, y cuando me rehice un poco me volví para casa, lo más deprisa que pude. Todo había terminado.

Respuesta de ALEGSA:

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