1. Son signos de agua (más húmedos que el resto).
Cuando una mujer de Piscis se enciende, se enciende. Con un poco de juego previo, puedes hacer que gotee y cuanto más la complazcas, más te complacerá a cambio. Es una situación en la que todos ganan. (Sólo prepárate para cambiar las sábanas.)
2. Son fenómenos encubiertos.
Las mujeres Piscis pueden parecer inocentes, pero cuando las pones en marcha, se ponen salvajes en el dormitorio. Desde BDSM heterosexual, hasta sexo rudo, esposas y juegos de rol, estas mujeres no temen ser desagradables contigo, especialmente si eres alguien en quien confían.
3. Son apasionadas como el infierno.
No hace falta decir que las mujeres Piscis son apasionadas, es la naturaleza de su signo. Apasionadas en el amor y apasionadas en las sábanas; quieren compartir todo de sí mismas contigo.
4. Siempre están dispuestos a complacerte.
Las mujeres Piscis no son tacañas. Cuando se trata de hacer el amor quieren que te sientas tan bien como ellas, así que se asegurarán de tomarse el tiempo para complacerte (más o menos hasta que les ruegues que paren).
5. Pueden ir por un tiempo largo.
Los orgasmos femeninos ya son jodidamente increíbles, pero ¿los orgasmos de Piscis? No sólo pueden tenerlos una y otra vez, sino que también pueden tenerlos durante mucho tiempo. Prepárense para varias rondas y muchas piernas mojadas, bragas, sábanas y mantas.
6. Les gusta la profundidad.
Conversaciones profundas, empujes profundos... todo se trata de eso.
7. Son los mejores en la charla de almohada.
¿Acurrucarse después del sexo, follar y luego hablar y desayunar medio desnudo en la cama? Sí, es una especialidad de las mujeres Piscis. Se sienten cómodas contigo y son las mejores compañeras, en más de un sentido.
8. Se sienten cómodas con sus perversiones (y las tuyas).
Las mujeres Piscis son todas para conocerte y emocionarse contigo. Cuando se trata del dormitorio, no es diferente. No tendrán problemas en compartir su lado pervertido y explorar el tuyo, eso es lo que hace que su sexo sea increíble y divertido.
