Oye, ¿has pensado en la importancia de la higiene en tu dormir?
Pues sí, amigo, no solo se trata de sacudir el polvo de los estantes. Detengámonos en un detalle crucial que muchos pasamos por alto: ¡lavar las sábanas!
Ah, las sábanas, esas compañeras fieles de nuestros sueños. Pasamos horas y horas abrazadas a ellas, y aunque parezca una tarea más del montón, lavarlas con regularidad es elemental para tu bienestar.
Seguramente alguna vez te has preguntado: ¿Cada cuánto debería lavar mis sábanas?
Por si no lo sabías, mientras dormimos nuestra piel se despide de un montón de cosas: células muertas, sudor, aceites... Además, el polvo y cualquier cosita que tengas por ahí también deciden hacer una especie de piñata en tu cama. Y no hablamos solo de la apariencia de tus sábanas, sino de la calidad de tu sueño y tu salud. Así que, si eres de los que cambia las sábanas una vez cada que el cometa Halley pasa, necesitas escuchar esto.
Las recomendaciones sobre la frecuencia de lavado varían más que los resultados del clima. Pero te dejo un dato: según los expertos, mínimo se deben lavar una vez por semana. Incluso, si eres de los que suda como si estuviera en una sauna, tienes alergias, alguna enfermedad o duermes con tu querido Fido, considerarás lavarlas aún más seguido.
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Lo que alimenta a las bacterias, hongos y ácaros en tu cama
Vamos a lo siguiente, ¿Te has preguntado de qué se alimentan las bacterias, hongos y ácaros? ¡Pues de todo lo que dejas en tus sábanas! Este menú de cinco estrellas para ellos puede acelerar la aparición de irritaciones e infecciones en la piel, además de alergias. Entonces, menos de una vez a la semana no es opción.
Si tienes problemas respiratorios, piel sensible o acné (ese invitado no deseado), debería ser casi obligatorio lavar tus sábanas aún más frecuentemente. Una vez a la semana es la línea que no deberías cruzar.
Ahora, no olvides las fundas de almohada que a veces se nos escapan. Jason Singh, un colega mío que sabe mucho de esto, sugiere lavarlas tan frecuentemente como las sábanas. Y si eres de esos que larga su cansancio diario sobre las almohadas sin ducharte después de una tarde de ejercicio, pues te recomiendo reconsiderarlo.
Una buena ducha antes de acostarse puede reducir significativamente la cantidad de contaminantes que llevas a la cama, haciendo que tus sábanas aguanten más tiempo frescas.
¡Ah! Y para un combo ganador, trata de mantener tu habitación fresca para reducir el sudor nocturno.
Así que ya lo sabes, cambiar y lavar la ropa de cama regularmente es más que esencial. No solo para mantener la higiene, sino para evitar problemillas de salud. Y aunque Mattress Advisory nos dice que muchos no siguen estas sabias palabras, es crucial entender que mejorar este hábito podría tener un impacto considerable en tu bienestar diario.
No se trata solo de dormir, sino de soñar tranquilo. Así que toma nota y no subestimes el poder de unas sábanas limpias.
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