¡Hola, lector curioso!
¿Alguna vez has sentido como si estuvieras corriendo en una rueda de hámster, haciendo un montón de cosas pero sin llegar a ninguna parte?
Bienvenido al club, amigo, porque hoy vamos a hablar de un error común que nos tiene a muchos atrapados en esa dichosa rueda: no conocernos lo suficiente para entender nuestras propias prioridades. Sí, ese simple descuido está detrás de mucha de la infelicidad que ronda por ahí.
Vamos a ponerle un poco de luz y humor al asunto. ¿Listo?
Imagina que estás comprando chiles para una receta que encuentras en internet, pero no te tomas el tiempo de revisar la lista de ingredientes completa. Llenas el carrito de puras cosas que no necesitas y luego te das cuenta de que no tienes el ingrediente principal. ¡Plop! Así mismito es cuando no sabemos realmente qué queremos o cuáles son nuestras prioridades.
Joseph Fuller, profesor de la Harvard Business School (sí, ese lugar donde todos parecen tener sus cosas en orden), dice que muchos de sus estudiantes llegan con unas expectativas ridículas sobre cómo alcanzar el éxito.
Esperan que una clase mágica los convierta en gurús de la vida, cuando en realidad, no tienen ni idea de lo que realmente desean lograr.
Y aquí viene la pregunta del millón: ¿Qué rayos queremos? Si no lo sabemos, terminamos fatigados, estilo zombi de “The Walking Dead”, pero sin la emoción de estar en una serie de TV.
Qué dice la ciencia sobre la infelicidad
Y la ciencia está de acuerdo: estudios hechos en las universidades de UCLA y Carolina del Norte aseguran que tener un propósito claro en la vida es como el GPS de la felicidad. Sin él, andamos más perdidos que Adán en el Día de la Madre.
Entonces, querido lector, ¿cómo andas con eso de tus objetivos? ¿Sientes que realmente estás dedicando tu tiempo y energía a lo que te importa o estás persiguiendo metas ajenas como un perrillo detrás de su propia cola?
El profesor Fuller subraya algo vital: queremos coherencia entre lo personal y lo profesional. Si te toca un jefe que bien podría ser el villano de una telenovela, y sigues allí solo por el sueldo, algo anda mal. No puedes ser el Charlie Sheen de la vida profesional y esperar ser el Buda de la vida personal. Es importante tener una coherencia integral.
Piénsalo: ¿Cuántas veces soñaste que un aumento de sueldo o un nuevo trabajo te convertirían en el Tony Stark del bienestar? Pues resulta que expectativas poco realistas pueden terminar en una gran decepción. No mi amigo, el dinero no siempre compra la felicidad. Tal vez un montón de gadgets chéveres, sí, pero felicidad genuina... ni tanto.
Ahora, la psicología nos da un gran consejo: ser honestos con nosotros mismos. ¿Verdaderamente estamos siguiendo nuestros sueños o los sueños Pinterest de alguien más? La claridad sobre nuestras metas y el coraje de ser realistas ya es un gran paso para salir del club de los infelices.
Para terminar, la felicidad no es un destino final al que llegas con un mapita y una brújula. Es más como un caminito que se traza día a día. Hay baches, hay charcos, pero si sabes exactamente qué buscas y te mantienes fiel a eso, el viaje será mucho más satisfactorio.
¡Así que, adelante! Revisa tus metas, define tus prioridades y construye una vida que tenga sentido para ti.
Y, por supuesto, no te preocupes por los desafíos que aparecerán; son parte del paseo, ¡y qué paseo tan maravilloso puede ser!
•
Suscríbete a nuestras novedades y al horócopo gratis en tu email
Compartir nota:
Acuario Aries Cáncer Capricornio Escorpio Géminis Leo Libra Piscis Sagitario Tauro Virgo