Contenido
- La triste historia del campeón caído
- Cuando el Synthol se convierte en enemigo
- Legado y lección para el futuro
- Tus dudas o consultas al Asistente
La triste historia del campeón caído
Nikita Tkachuk, un atleta ruso que deslumbró al mundo con su fuerza, nos dejó demasiado pronto a los 35 años. Su historia no es solo la de un campeón, sino también la de una advertencia viva sobre los riesgos ocultos detrás de la búsqueda de la perfección física.
Este hombre impresionante, con récords en peso muerto, sentadillas y press de banca, logró la prestigiosa distinción de Maestro de Deportes en Rusia.
¿Sabías que un levantador con esas marcas alcanza niveles casi sobrehumanos de fuerza? Pues sí, Nikita lo logró. Pero la presión por mantener y superar esos límites le llevó a recurrir al Synthol, una sustancia que promete músculos voluminosos pero a costa de un riesgo altísimo para la salud.
Hace unos meses moría también un fisicoculturista de apenas 19 años
Cuando el Synthol se convierte en enemigo
El Synthol no es un esteroide ni un suplemento común; consiste en inyecciones de aceite que estiran los músculos para ganar tamaño a corto plazo. Sí, suena tentador, ¿pero alguna vez pensaste en lo que pasa dentro del cuerpo cuando le inyectan aceite? Pues la realidad es brutal.
Nikita sufrió un fallo orgánico severo debido al uso prolongado de este químico. Sus pulmones y riñones comenzaron a fallar y la sarcoidosis —una enfermedad inflamatoria que puede afectar varios órganos— complicó aún más su salud.
En un giro cruel del destino, incluso el COVID-19 empeoró su condición, algo que no sorprende pues sabemos que el coronavirus puede dejar secuelas pulmonares duraderas.
Durante meses Nikita compartió con sus seguidores imágenes desde el hospital, contando su calvario. Se sometió a tres operaciones, enfrentó anemia y siguió luchando con la esperanza de regresar. Me conmueve su fortaleza, pero también me da frustración pensar cuánto más daño pudo haberse evitado. ¿Por qué tanta gente se arriesga al Synthol?
Quizá porque el mercado del culturismo premia lo visible, el tamaño y no la salud real.
Lo trágico es que Nikita ya advertía: “Si pudiera volver atrás, no lo haría. Arruiné mi carrera deportiva.” Un doloroso arrepentimiento que nos debería hacer reflexionar.
Legado y lección para el futuro
Su esposa María anunció la pérdida con una mezcla de amor y desconsuelo: “Sus riñones fallaron, tuvo edema pulmonar y su corazón no lo soportó.” Además, la Federación de Deportes de Ukhta lamentó esta tragedia que toca no solo al culturismo ruso sino a toda la comunidad mundial que idolatra a los atletas. Pero, ¿qué podemos aprender aquí? Más allá de las marcas y poses, la salud es irremplazable. Como periodista y aficionado a los deportes, insisto en que buscar ayuda profesional, evitar atajos y respetar el cuerpo debe ser ley, no opción.
¿Conoces a alguien que admire a los "gigantes" del gym sin entender los sacrificios detrás? Tal vez este caso puede abrir los ojos y despertar una conversación urgente sobre salud y cultura física. No hay músculo que valga si al final el cuerpo no aguanta el precio.
Nikita Tkachuk pagó con su vida una lección que nadie debería aprender demasiado tarde. ¿Qué opinas tú? ¿Vale más un brazo enorme o una vida plena?
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