El cerebro, aunque solo ocupa un 2% del peso corporal, devora la energía que le proporcionamos con la comida. Parece un pequeño dictador, ¿verdad? Necesita combustible constante para funcionar como es debido.
Cuando comemos rápido, estresados o saltamos comidas, no solo le negamos el sustento, sino que también nos arriesgamos a un cóctel de agotamiento y mal humor. ¿Alguien ha dicho “hangry”?
Los expertos sugieren una alimentación consciente. Antes de devorar una hamburguesa, ¿por qué no probar unas respiraciones profundas? Comer no solo se trata de masticar y tragar, digerir y asimilar también son parte del menú.
Relájate para renovar energías
El estrés es un ladrón. Nos roba la energía y nos deja sintiéndonos como un globo desinflado. Integrar la meditación diaria, aunque sean cinco minutos, puede ser un gran aliado. ¿Te imaginas una pausa de paz en medio de tu día?
La
psicoterapia cognitivo-conductual también se presenta como una herramienta poderosa para
combatir el estrés.
El sueño de calidad es vital. Russell Foster, experto en ritmos circadianos, nos recuerda que mantener horarios regulares y exponerse a la luz natural son prácticas que favorecen un descanso reparador.
Un dato curioso: no culpes tanto a la luz azul de las pantallas, sino al contenido que consumes antes de dormir. ¿Quién diría que el último episodio de esa serie podría quitarte el sueño?
Cafeína: amiga o enemiga
La relación con el café puede ser complicada. Si bien puede mejorar el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo, su abuso puede llevar a un efecto contrario. Tómalo con calma, no necesitas ser un adicto al café para disfrutar de sus beneficios. Intenta reducir su consumo gradualmente y nota cómo tu cuerpo responde.
¿Cuánto café puedes tomar por día? Lo que dice la ciencia.
Mantener una hidratación adecuada también es crucial. Beber agua y consumir frutas hidratantes no solo favorecen el sueño, sino que también ayudan a mantenernos alerta durante el día. ¡Adiós a esas siestas inesperadas en la oficina!
Muévete para revitalizarte
El ejercicio no se queda atrás en la lista de aliados para la vitalidad. Las doctoras de Harvard, Toni Golen y Hope Ricciotti, nos explican que el ejercicio estimula la producción de mitocondrias, esas pequeñas fábricas de energía en nuestras células. Más mitocondrias significan más energía para nuestras actividades diarias.
Además, el ejercicio mejora la circulación del oxígeno, lo que no solo beneficia a las mitocondrias sino también a nuestra eficiencia energética. Y si eso no es suficiente, también favorece un sueño reparador. Así que, ¿por qué no dar una vuelta al parque? Tu cuerpo y tu cerebro te lo agradecerán.
Ejercicios físicos que debes hacer de acuerdo a tu edad
En resumen, pequeños ajustes en la rutina pueden tener un gran impacto. Alimenta bien a tu cerebro, relájate, revisa tu relación con la cafeína y mueve tu cuerpo. ¿Estás listo para sentirte más enérgico? ¡Atrévete a hacer el cambio!