Pues parece que los drones andan de traviesos otra vez en Nueva Jersey. Los avistamientos han generado un auténtico revuelo entre los vecinos que están más nerviosos que un pavo en vísperas de Acción de Gracias. Y no sólo ellos; los funcionarios también andan con el ceño fruncido.
Hemos llegado a un punto en que las autoridades han tenido que pedir a la gente que no se convierta en justiciera y empiece a disparar a lo que vuela, como si estuviéramos en una película del viejo oeste.
El FBI y la Policía Estatal de Nueva Jersey se han puesto serios. Han advertido sobre los peligros de apuntar láseres o disparar a estas aeronaves no tripuladas. Y si alguien se atreve, no sólo es ilegal, sino que puede ser peligroso para los pilotos y pasajeros de los aviones reales.
¡Imaginen la escena! Un dron por ahí, y de repente, un láser que parece salido de una discoteca. No es divertido.
Lo que pasa es que la sobreinformación de avistamientos está complicando más las cosas. Es como buscar una aguja en un pajar, pero el pajar está hecho de agujas falsas.
El alcalde de Washington Township, Matthew Murello, no está nada contento. En una entrevista, mostró su frustración porque, según él, los drones no son un juego. "¡Pueden llevar cosas peligrosas!", dijo, y no se equivocó. En mi opinión, la tecnología avanza más rápido que las normas para controlarla, y eso genera más que un dolor de cabeza.
La ley y el orden (o la falta de él)
Para quienes piensan que disparar a un dron es la solución, una sorpresita: podrían enfrentarse a multas de hasta 250.000 dólares y pasar hasta 20 años a la sombra. No es broma, amigos. Sin embargo, algunos líderes locales, como el buen alcalde Murello, han pedido permiso para derribar al menos uno, sólo para ver qué pasa. "Tenemos la tecnología, pero no el permiso", dice. Personalmente, creo que es como tener un Ferrari pero sin gasolina.
Mientras tanto, John Kirby, el portavoz de Seguridad Nacional, insiste que nada raro ocurre y que los drones no representan ninguna amenaza para la seguridad nacional. Parece que no todos están convencidos.
Impacto en la vida cotidiana
Estos avistamientos han tenido consecuencias reales. Hace poco, el Aeropuerto Internacional Stewart en Nueva York cerró temporalmente sus pistas, y en la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson en Ohio, el espacio aéreo se cerró por cuatro horas. Aunque aseguran que no hubo impacto, uno no puede evitar preguntarse cuánto tiempo más durará esto.
Con senadores como Chuck Schumer y Kirsten Gillibrand pidiendo respuestas, el asunto no parece tener un desenlace claro.
¿Qué opinas tú? ¿Es un misterio sin resolver o simplemente un caso de paranoia colectiva? Mientras las autoridades siguen revisando miles de pistas, la incertidumbre y la frustración se sienten en el aire, literalmente. ¡Esperemos que no caiga un dron en mi jardín!