Contenido
- El primer sorbo: ¿qué le pasa al cuerpo?
- ¿Ejercicio para la resaca?
- La ciencia detrás del sudor
- Escucha a tu cuerpo
- Tus dudas o consultas al Asistente
¡Ah, la resaca! Esa fiel compañera de las noches de fiesta que jamás falta a su cita al día siguiente.
¿Sabías que el nombre "resaca" proviene del latín "ressacare", lo que significa volver a cortar? Y vaya que corta... corta el buen humor, la energía y, a veces, hasta las ganas de vivir.
Pero no te preocupes, que tenemos algunos trucos y consejos que los expertos recomiendan para lidiar con este temido enemigo.
El primer sorbo: ¿qué le pasa al cuerpo?
Tras una noche de copas, el cuerpo no es precisamente un templo. Más bien se parece a un parque de diversiones después de un huracán. Deshidratación, problemas de digestión y una fatiga que parece haber llegado para quedarse.
¿Te suena familiar? El alcohol, ese diurético disfrazado de amigo, no solo te deshidrata, sino que también ralentiza la digestión y puede irritar la mucosa del estómago.
Y si eso no fuera suficiente, algunos sienten que su corazón va a ritmo de samba al día siguiente. ¡Menudo combo!
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¿Ejercicio para la resaca?
Ahora, aquí viene la pregunta del millón: ¿puede el ejercicio realmente ayudar a mitigar la resaca? Algunos valientes juran que sí. Andy Peterson, del equipo médico de la Universidad de Iowa, dice que el ejercicio es casi un "medicamento milagroso".
Pero, ojo, no hablamos de maratones ni de levantar pesas como si fueras Hulk.
Un paseo ligero, un trote suave o una tranquila sesión de yoga podrían hacer el truco. Eso sí, si sientes que tu cuerpo te está gritando "¡detente!", mejor obedécelo.
La ciencia detrás del sudor
Pese a que existen pocos estudios sobre la relación directa entre el ejercicio y la resaca, los pequeños estudios que hay sugieren que la deshidratación impacta negativamente en el rendimiento físico.
Un estudio en Grecia encontró que los excursionistas con resaca se sentían más agotados que sus compañeros sin resaca después de una caminata de 16 kilómetros. Así que antes de lanzarte a la aventura de sudar la resaca, carga tu cuerpo con electrolitos y agua.
Recuerda: un buen desayuno también marca la diferencia.
Escucha a tu cuerpo
Si decides poner a prueba el poder del ejercicio, asegúrate de escuchar a tu cuerpo. Si empiezas a sentirte mejor, ¡genial!
Puede que las endorfinas estén haciendo su magia. Pero si te sientes peor, no te fuerces. No olvides que la resaca no es el mejor momento para probar actividades nuevas o vigorosas.
La clave está en la moderación y en conocer tus límites. Y si alguien te pregunta, siempre puedes decir que estás en un "retiro de recuperación post-fiesta". ¡Salud! Y no olvides que el verdadero truco está en prevenir, no en curar.
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