Primero, pongámoslo en términos simples. Una falacia lógica es un error en el razonamiento.
Pero aquí está lo interesante: a pesar de que no tienen nada que ver con la verdad de una afirmación, logran que esa afirmación suene más convincente.
¿No es increíble? Imagina que estás en una discusión y de repente alguien usa un argumento que te hace decir "¡Eso tiene sentido!", aunque en realidad, no lo tiene en absoluto. ¡Feliz momento de autocrítica!
Entonces, ¿por qué deberías preocuparte por estas falacias? Porque, al aprender a detectarlas, no solo mejorarás tus habilidades de pensamiento crítico, sino que también podrás reorientar las conversaciones hacia temas más relevantes. Así que, pongámonos manos a la obra y exploremos siete de estas falacias que están al acecho en cada esquina de Internet y en nuestras charlas cotidianas.
1. Apelar a la ignorancia
Imagina que alguien dice: "No hay pruebas de que los extraterrestres no existan, por lo tanto, deben existir".
¡Sorpresa! Esta es una falacia clásica. La falta de evidencia no significa que algo sea cierto.
Así que la próxima vez que alguien te hable de lagartijas gobernando el mundo, recuerda: la ausencia de pruebas no es prueba de ausencia.
Ad hominem
Esto es como decirle a un chef que su comida es mala solo porque lleva un mal sombrero.
Atacar al mensajero en lugar de al mensaje no te lleva a ningún lado. Si alguien critica a un científico por sus motivaciones en lugar de sus datos, ¡alarma! Estás ante una falacia ad hominem.
¡Frenemos esas distracciones!
Pendiente resbaladiza
“Si permitimos que los estudiantes lleven galletas a clase, pronto estarán trayendo pasteles y luego fiestas de cumpleaños cada semana”.
¿Te suena? Este argumento exagera las consecuencias de un pequeño cambio. Recuerda, no todos los cambios tienen que desembocar en un apocalipsis de fiestas.
4. Falacia del hombre de paja
Esto ocurre cuando alguien distorsiona el argumento de otro para hacerlo más fácil de atacar. Por ejemplo, si dices que hay que reducir la ingesta de azúcar y alguien responde con “¿Quieres prohibir el azúcar?”.
¡Bingo! Ahí tienes un hombre de paja. ¡Vamos a ser más honestos en nuestras interacciones!
5. Apelar a la autoridad
“Yo creo que la Tierra es plana porque un influencer lo dijo”. Este es un clásico, y no siempre implica que la persona sea famosa.
A veces, puede ser un supuesto experto en un tema que no tiene nada que ver con el argumento. Recuerda, el título no hace al experto, ¡la evidencia sí!
6. Falsa dicotomía
“Eres pro o contra esto”. A menudo, la vida no es tan blanca o negra. Presentar un tema complejo como si solo hubiera dos opciones es engañoso.
La próxima vez que alguien te plantee un dilema simplista, pregúntate: “¿Hay más alternativas aquí?”
7. Whataboutismo
Este es el “¿y tú qué?” de las discusiones. Si alguien te señala un error y tu respuesta es mencionar otro error de esa persona, estás en el terreno del whataboutismo. Recuerda, dos errores no hacen un acierto. Cada argumento debe ser analizado por su propio mérito.
Así que, querido lector, ahora que tienes el mapa de las falacias lógicas, ¿cómo te sientes? ¿Listo para enfrentarte a esas trampas en tus próximas discusiones? Recuerda, el conocimiento es poder.
Al ser consciente de estas falacias, no solo mejoras tu capacidad de argumentar, sino que también contribuyes a conversaciones más ricas y significativas. Ah, y si algún día te encuentras usando una falacia, no te preocupes. Todos somos humanos, y lo importante es aprender y mejorar.
¡A detectar falacias como un profesional!