Título: Y la reina vendrá (Página 1)

Tipo: Cuento - Género: Amor - Fue Leído: 89703 veces - Puntaje: 3.986 puntos3.986 puntos3.986 puntos3.986 puntos3.986 puntos

Autor: Jiturbur - Pais: Uruguay - Ciudad: Montevideo



El día se anunciaba con los primeros rayos de sol que atraviesan los cristales, inundando mi habitación con un tímido color naranja.

Por costumbre, intento levantarme y en ese instante recuerdo que es domingo, me puedo quedar mas, ya que es el día que dedico para mi, para darme los gustos.

Ya saboreando el volver a dormirme, me recuesto lentamente, y en ese momento, con tremendo asombro veo que no estoy solo en la cama, una mujer está placidamente dormida, casi acurrucada, con su brazo en mi cintura y su manito en mi pecho.

Mi mente trata en vano de entender, o recordar, si es que hay algo que deba recordar. Impactado por el hallazgo, por un momento, me quedé inmóvil hasta en el pensamiento, solo mi corazón parecía escucharse en aquel cuarto, ese mismo corazón que gritaba su deseo de que esa mujer, fuera ella, mi reina.

Su cabello oscuro, lacio y medianamente largo, le cubría el rostro, su respiración suave y pausada, casi imperceptible, denotaba la profundidad de su sueño, era la imagen mas parecida a la de un ángel que pueda recordar, hasta el exquisito y particular aroma de su piel parecía angelical, un aroma que sin duda a partir de hoy reconocería entre miles.

Una mezcla de sensaciones corrían por mi ser, ansiedad, curiosidad, embelesamiento, emoción, y algunas otras que se entrelazaban llevándome un poco a la confusión.

Incliné la cabeza, acompañando su posición, para poder así tratar de identificar a mi anónima compañera, mientras mi mente ya había acoplado a los gritos de mi corazón, y se habían transformado en un dúo que no me dejaba razonar. Estuve unos instantes observándola, pero mi esfuerzo fue inútil, su cabello no me permitía ver, y mi ansiedad, seguía creciendo, lo único que me sosegaba era la belleza de aquella imagen. Me falto coraje para tocarla, sentí miedo de que fuera una ilusión y desapareciera, tan por arte de magia, como por el que había aparecido.

Tratando de tomar un segundo para ordenar mis pensamientos, despacio me volví a recostar, pero la confusión aumento a su punto máximo, al comenzar a ver en donde estaba.

Todo había sucedido tan rápido, todo había sido tan raro, que no había puesto atención en lo que me rodeaba.

Aquella no era mi habitación, ninguna de mis cosas estaban ahí, era mucho mas hermosa, y decorada con un delicado gusto, se podía ver la mano de una mujer sensible en esa obra. Todo a mi alrededor había cambiado, pero yo, sentía que lo conocía, como si realmente viviera allí, como si supiera la historia de cada cosa que había en ese cuarto, incluso sabía como era el resto de la casa, sus alrededores, su vecindario, en realidad, todo parecía estar en mi memoria.

Por momentos sentí la sensación de estar volviéndome loco, ya no podía distinguir lo que tenia en la memoria, ya no sabía diferenciar una realidad de la otra, parecían estar las dos corriendo juntas, como si fueran dos vidas paralelas.

Respire hondo, trate de calmarme, y una vez mas, vino a mi mente la presencia de la dama misteriosa. Ahora ya podía ver la imagen total, el todo de la situación, y aunque eso, no significara que la entendiera, me gustó, me gustó estar allí, y no importó como había sucedido, era mágico, era incomprensiblemente mágico.

Ya habiendo aceptado lo que pasaba como la realidad que estaba viviendo, el dúo comenzó a gritar de nuevo y esta vez también yo me adherí a aquel deseo.

Lentamente, acerque mi mano hasta su cara, y con todo cuidado para no despertarla, fui corriendo su cabello, mi corazón parecía salirse de mi cuerpo, antes de alcanzar a verla cerré los ojos y desee que fuera ella, que si alguien tenia que ser, que fuera la dueña de mi alma, que aunque miles de kilómetros nos separaban, la magia lo podía solucionar, ahora, en este instante.

Con ansia y con miedo, abrí los ojos, y la pude ver, la pude reconocer, y la imagen del ángel se reafirmó, mi corazón vibró, y una gran emoción inundó mi pecho, era ella, era mi reina, la dueña de mi alma, mi amor lejano, mi mas cercano amor.

La magia había sido completa, no se había guardado nada, no podía creer lo que estaba viendo, pero inmediatamente comencé a disfrutarlo. Sin tocarla la observé, la contemplé queriendo grabar a fuego aquella imagen en mi memoria, todavía sentía miedo de que todo desapareciera como vino.


No se cuanto tiempo la adoré con mi mirada, por que el tiempo dejo de correr cuando descubrí que era ella.

Lo que tanto había soñado, lo que tanto había deseado, lo que tanto había imaginado, ahora estaba sucediendo, y una dulce paz comenzó a fluir en mi, quería que ese momento de detuviera en el tiempo, quería quedarme ahí para siempre.

Pero me di cuenta, que recién comenzaba el día, y que tal vez podría seguir en aquel mundo de maravilla.

Con todo el amor del mundo, acaricié su mejilla con las yemas de los dedos, casi sin tocarla, y con voz muy bajita comencé a llamarla. Sólo un pequeño gemidito, fue la respuesta que me dio, y acomodó la cabeza contra mi pecho, abrazándome mas fuerte.

Volví a llamarla y esta vez si comenzó a abrir sus hermosos ojitos marrones, yo no sabía como reaccionaría ella al ver lo que estaba sucediendo. Increíblemente, me habló como si esa fuera su vida diaria, de modo que decidí olvidarme de mi vieja memoria y quedarme en esta, que lógicamente era en la que deseaba quedarme.

Nos levantamos, desayunamos, y para ella no parecía haber nada extraño aquel día, yo en cambio, si bien sentía que tocaba el cielo con las manos, no podía dejar de llamarme la atención, pero no quería averiguar mucho, en realidad.

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