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Definición de obsolescencia programada (o planificada)

Significado de obsolescencia programada: Se denomina obsolescencia programada a la determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio ...
26-06-2023 00:00
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Definición de obsolescencia programada (o planificada)

 

Se denomina obsolescencia programada a la determinación, la planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.

Contrasta con la obsolescencia tecnológica, donde un producto tecnológico se cambia solo por moda o cambios muy sutiles de versión. Ver: obsolescencia tecnológica.

La obsolescencia programada es un fenómeno común en la industria de consumo masivo, donde la vida útil de los productos se reduce intencionadamente para que los consumidores compren repetidamente, generando ganancias para el fabricante o empresa. Esto se puede lograr mediante el uso de materiales de baja calidad, la implementación de componentes no duraderos y la falta de opciones de reparación o actualización.

La obsolescencia programada puede tener un impacto negativo en el medio ambiente, ya que los productos desechados terminan en vertederos y pueden tardar siglos en descomponerse. Además, también tiene un impacto social, ya que el consumidor se ve obligado a gastar más dinero en la compra de un producto nuevo en lugar de reparar el anterior, lo que puede afectar su capacidad económica.

Hay países que han tomado medidas para reducir la obsolescencia programada a través de leyes y regulaciones que protegen los derechos del consumidor y fomentan la durabilidad de los productos. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer para abordar este problema en todo el mundo.


Resumen: obsolescencia programada



La obsolescencia programada es cuando las empresas planean y diseñan productos o servicios para que dejen de funcionar después de un cierto tiempo, para que los consumidores tengan que comprar uno nuevo. Esto es diferente a la obsolescencia tecnológica, que es cuando se cambia un producto solo para estar a la moda o por pequeños cambios en la versión.




¿Cuál es el origen de la obsolescencia programada?



La obsolescencia programada se originó en la década de los años 20 del siglo pasado, cuando los fabricantes de bombillas pactaron reducir su duración para aumentar su ventas y beneficios.


¿Qué tipos de obsolescencia programada existen?



Existen dos tipos de obsolescencia programada: la física, para que el producto o servicio se rompa o se deteriore; y la psicológica, para que el consumidor sienta que el producto ya no se encuentra a la moda o queda desfasado.


¿Qué consecuencias tiene la obsolescencia programada en el medio ambiente?



La obsolescencia programada provoca que los productos sean desechados antes de tiempo, generando más residuos y causando un impacto ambiental negativo. Además, el proceso de fabricación de nuevos productos contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.


¿Qué medidas se pueden tomar para combatir la obsolescencia programada?



Una medida efectiva para combatir la obsolescencia programada es fomentar la reparación y el mantenimiento de los productos. Además, se pueden promover productos de mayor calidad y durabilidad, así como establecer políticas y regulaciones que obliguen a los fabricantes a prevenir la obsolescencia programada.


¿Qué ventajas tiene la obsolescencia programada para los fabricantes?



La obsolescencia programada permite a los fabricantes aumentar sus ventas y beneficios, ya que obliga a los consumidores a adquirir nuevos productos con mayor frecuencia. Además, les permite introducir innovaciones y mejoras en los productos para mantenerse a la vanguardia del mercado.


¿Qué medidas están tomando los gobiernos para combatir la obsolescencia programada?



Algunos gobiernos están implantando medidas para reducir la obsolescencia programada, como la creación de etiquetas de durabilidad y reparabilidad, la promoción de la economía circular y la introducción de leyes que obligan a los fabricantes a ofrecer garantías y a reparar los productos en caso de averías. También se están fomentando campañas de concienciación para los consumidores sobre la importancia de alargar la vida útil de los productos.





Autor: Leandro Alegsa
Actualizado: 26-06-2023

¿Cómo citar este artículo?

Alegsa, Leandro. (2023). Definición de obsolescencia programada. Recuperado de https://www.alegsa.com.ar/Dic/obsolescencia_programada.php

Diccionario informático



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  • ¿En qué consiste la cultura de descarte?

    Nombre: Santiago - Fecha: 03/10/2023

    ¡Hola! Me interesa saber más sobre la cultura de descarte, ¿podrías explicarme en qué consiste? Quiero entender mejor este concepto. ¡Gracias!

    Respuesta
    La cultura de descarte es un término que se utiliza para describir una mentalidad y práctica de desecho y rechazo de objetos, personas o ideas, considerándolos como obsoletos o sin valor. Esta cultura promueve la idea de que todo es reemplazable rápidamente por algo nuevo y mejor.

    En el ámbito tecnológico, por ejemplo, la cultura de descarte se manifiesta en la constante actualización y cambio de dispositivos electrónicos, donde los productos más antiguos son desechados sin considerar su posible reutilización o reparación.

    Esta cultura también puede verse en otros aspectos de la sociedad, como en el consumo excesivo, la producción masiva de bienes desechables y el poco cuidado del medio ambiente. Además, puede tener consecuencias negativas tanto a nivel social como ambiental, ya que genera desperdicio innecesario y contribuye al agotamiento de los recursos naturales.

    Es importante fomentar una mentalidad basada en la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y el aprovechamiento responsable de los recursos. Esto implica valorar y cuidar lo que tenemos, promover la reutilización y reparación de objetos, así como también reflexionar sobre nuestras prácticas de consumo.

    La cultura de descarte también tiene un impacto significativo en la sociedad y en las relaciones humanas. Promueve una actitud de desapego emocional hacia las personas, considerándolas fácilmente reemplazables y prescindibles. Esto puede llevar a la falta de compromiso y empatía en nuestras relaciones interpersonales, generando una sociedad individualista y fragmentada.

    En el ámbito económico, la cultura de descarte fomenta una mentalidad de consumo impulsivo y compulsivo. Se nos bombardea constantemente con publicidad persuasiva que nos dice que necesitamos adquirir productos nuevos y de última moda para estar a la altura de las expectativas sociales. Esto lleva a un ciclo interminable de compra y desecho, en el que los objetos se convierten en meros símbolos de estatus y gratificación instantánea.

    Por otra parte, la cultura de descarte también tiene consecuencias negativas para el medio ambiente. El constante desecho de productos y el uso excesivo e irresponsable de los recursos naturales contribuyen a la contaminación y al cambio climático. Los vertederos de basura son cada vez más grandes y el proceso de producción de bienes desechables genera una enorme huella de carbono.

    En resumen, la cultura de descarte es una mentalidad y práctica que promueve el desecho y rechazo constante de objetos, personas e ideas. Esta cultura se manifiesta especialmente en el ámbito tecnológico, pero también tiene impactos en la sociedad, la economía y el medio ambiente. Es importante fomentar una mentalidad basada en la sostenibilidad, valorando y cuidando lo que tenemos, promoviendo la reutilización y reparación de objetos, y reflexionando sobre nuestras prácticas de consumo.

    ¿Cuál es el origen de la cultura de descarte y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia?



    La cultura de descarte tiene sus raíces en la Revolución Industrial, cuando se buscaba maximizar la producción y el consumo a cualquier costo.

    A medida que la tecnología avanzaba, los productos se volvían obsoletos más rápidamente, fomentando así la mentalidad de desechar lo viejo y adquirir lo nuevo. Con el tiempo, esta mentalidad se ha intensificado con la popularización de productos desechables y la creciente demanda de bienes de consumo.

    ¿Qué impacto tiene la cultura de descarte en el medio ambiente?



    La cultura de descarte tiene un impacto significativo en el medio ambiente. La producción masiva de bienes desechables genera una gran cantidad de residuos, muchos de los cuales no son biodegradables y terminan acumulándose en vertederos o contaminando los océanos.

    Además, la extracción y el procesamiento de los recursos naturales necesarios para la fabricación de estos productos contribuyen a la deforestación, la degradación del suelo y la contaminación del agua y el aire.

    ¿Cuáles son las consecuencias sociales y económicas de la cultura de descarte?



    En el ámbito social, la cultura de descarte fomenta una mentalidad de consumismo y una sociedad basada en la posesión de bienes materiales.

    Esto puede generar frustración y desigualdad, ya que muchas personas no pueden permitirse seguir el ritmo del consumismo y se sienten excluidas.

    Además, la producción intensiva y la obsolescencia planificada de productos generan un ciclo de desperdicio y explotación, lo que afecta negativamente las condiciones laborales de los trabajadores y las comunidades locales.

    ¿Existen alternativas a la cultura de descarte y cómo se pueden implementar?



    Sí, existen alternativas a la cultura de descarte. Una opción es promover la economía circular, que se enfoca en reducir, reutilizar y reciclar los productos en lugar de desecharlos.

    Esto implica diseñar productos duraderos, reparables y reciclables, así como fomentar la reutilización y el reciclaje de materiales. Además, promover la conciencia y educación sobre los impactos ambientales y sociales de la cultura de descarte puede generar una mayor demanda de productos sostenibles y responsables.

    También es importante que los gobiernos implementen políticas y regulaciones que fomenten prácticas más sostenibles en la producción y el consumo.
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