Título: La psicología en los pies (Página 1)

Tipo: Ensayo - Género: El Hombre - Fue Leído: 18048 veces - Puntaje: 3.0954 puntos3.0954 puntos3.0954 puntos3.0954 puntos3.0954 puntos

Autor: Pilar Ana Tolosna Artola - Pais: España - Ciudad: Vitoria



En el título me podría equivocar como cualquiera, pero no; más relación con los pies tiene la podología que la psicología, pero no. Esto no es lo que quiero tratar. Hay una ciencia más o menos creíble que afirma que cada parte del pie es como una parte del propio cuerpo, pero tampoco es lo que quiero comentar.

Hoy llevaba un día en el que me estaba poniendo muy trascendental, y me apetecía ponerme un poco más superficial. Puede que por eso, y porque no para de llover me haya puesto a escribir estas elucubraciones.

Los pies no son un tema que debamos desprestigiar; la verdad, es que hasta deberíamos mitificar a los pies, como a las vacas en la India. Algunos hombres ya se han aproximado con los tacones de aguja, pero no es que loen a las mujeres como a vacas; sino como a cachos de carne que menean las caderas a un lado y a otro. No sé qué es peor, bueno, sí lo sé. pero es lo que sabemos todos sin necesidad de tener ni el graduado escolar, ni una prerrogativa del médico diciendo que somos lentos de reflejos. Que para saber esto, no hay que ser de la secta Mahayana, ni haber alcanzado la Sabiduría.

No seré la primera, al anotar que "por los pies se conoce a las personas". Y no expongo que por el calzado, que también, no obstante esto puede engañar o tergiversarnos en nuestras primeras impresiones. No me refiero a lo negros que están: y si hay algún espécimen así por ahí, que vaya a Canadá a ver si los indios algonquinos le dicen algo inteligente y que asimile, o le dan una patada que llegue hasta territorio comanche si no se higieniza un poco.

Historio las formas de los pies. El tacto repercutiría en su condición: estoy persuadida por un grupo de escépticos pensadorcillos de que si son blandos, su dueño es un endeble inmaduro y machista que sólo quiere una mujer para pisotearla como si fuera una baldosa; y si los tiene duros o se ha pasado con la piedra pómez, o sus pies son tan ásperos como él cruel e inhumano.

Si los pies son musculados, con tendoncillos y ligamentos entramados, señal de que el chico es un asiduo del gimnasio, y puede ser bueno según para qué gustos, o un chapero con cara de mastín.

La expresividad puede ser la señal de unos dedos extendidos y grandes, pero además de que el calzado sea más difícil de encontrar, serán pies dañados y heridos al ir siempre apretados, y el de los pies estará todo el día malhumorado.

Llenos de rasgaduras, serían los de un informal, un impresentable, un inquieto. Con problemas de hiperactividad, sólo nos queda el esconderles el azúcar y hacerles postres, para que no pidan café.

No he acabado el estudio, por supuesto. Un día muy lejano, cuando a las mujeres nos apetezca dejar de ser misteriosas y complicadas, desvelaré algún tópico. Mientras tanto, no me pises.


En palabras de Pilar, la autora:
"La prosa joven y activa de LA PSICOLOGÍA EN LOS PIES, trata de
vislumbrar la falsa sabiduría de algunos que abren demasiado la boca, y
miran poco a los pies, a lo que realmente es la persona. Por los pies de
quién sea, se pueden averiguar muchas cosas, aunque nunca si el hombre o la
mujer en cuestión no están dispuestos."

PILAR ANA TOLOSANA ARTOLA


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